Como complemento del presente post, sugiero la lectura de los posts de James Singer:
– Atraer y conservar el talento: factor clave del éxito en la empresa (2.5.10)
– Dirigir: al descubrimiento de un management compartido, participativo y motivador (11.4.10)
– Dirigir hoy, ser «carnicero» o «panadero», eh ahí el dilema (21.3.10)
Escribe: James Singer
A esta cuestión hiriente de los dirigentes, los expertos y gurús han contestado con la pirámide de la satisfacción de necesidades de Maslow o con la famosa teoría de Herzberg que opone a los factores de motivación los de la desmotivación.
Estudios sociológicos recientes muestran que la motivación en el trabajo corresponde a tres actitudes diferentes.
Elija de entre estas tres series de preguntas aquella con la que se identifica mejor:
- ¿Se me considera en mi justo valor? ¿Se me reconocen mis capacidades y esfuerzos? ¿tengo posibilidad de realizarme en mi trabajo?
- ¿Cómo puedo ser leal a mi empresa? ¿Cómo puedo respetar el contrato moral al que me he comprometido? ¿Respeta mi empresa las obligaciones morales que tiene conmigo?
- ¿Estoy listo para abandonar mi empresa? ¿Estoy en condiciones de soportar el quedarme? ¿Estoy listo para asumir el riesgo de marcharme?
¿Ha elegido su opción? ¿Le ha resultado difícil la elección?
¿Qué enseñanzas podemos obtener?
Podemos cambiar de actitud según nuestra situación personal o profesional.
La empresa o el estilo de dirección pueden conducirnos a cambiar nuestra actitud.
Nuestros factores de motivación no son los de los otros.
Nuestras expectativas son muy diferentes: para unos es la valoración personal lo que prima, para otros es el respeto y el compromiso recíprocos, o finalmente para el último grupo es la seguridad en el empleo lo que prima.
Aprendamos a dirigir teniendo en cuenta las motivaciones de los unos y de los otros. Sepamos que todo puede cambiar muy rápidamente.
Y recordemos que ganar la confianza no se hace en un día, pero perderla puede ser cuestión de un instante.