Por Olga Sánchez, CEO de AXA España
La pandemia que estamos sufriendo está provocando diferentes lecturas en todos los sectores económicos, y si hay una que debemos aprender nosotros, el asegurador, es que la naturaleza de nuestro negocio, nuestra razón de ser es hoy, si cabe, más importante que en enero. Nos dedicamos a la gestión de riesgos, y estamos comprobando (y padeciendo) que hasta los más improbables suceden.
Como compañía experta en la prevención de riesgos, el Grupo AXA a nivel mundial ha desarrollado un sistema de alertas permanentes que se nutre del conocimiento de varios paneles de expertos que advierten cada año de los riesgos emergentes a los que se enfrenta el planeta. En este informe la pandemia ocupaba el año pasado el puesto 8 del TOP 10 de riesgos emergentes mundiales. Resulta curioso que los miembros del panel de expertos que viven en África eran los más sensibles y preocupados por posibles nuevas cepas de enfermedades infecciosas. Seguramente fuera consecuencia del hecho de que África se ha enfrentado recientemente a brotes masivos de enfermedades infecciosas con efectos en todo el mundo como el virus Ébola, Zika y Chikungunya. Pocos ponían entonces el foco en Asia.
En este sentido una de las cuestiones a destacar es el valor del sector asegurador para anticiparse al futuro. Es cierto que nadie vio venir al Covid19, pero desde luego ya estaba en nuestro radar. Y debemos seguir trabajando en identificar los riesgos potenciales que pueden afectar a nuestras vidas.
«El seguro es insostenible cuando es todo el grupo el que sufre un siniestro y necesita ser cubierto o indemnizado. Y esta es la razón de que la pandemia queda excluida de los contratos de seguros»
Como los lectores sabrán, el negocio asegurador se basa en el principio de la mutualización del riesgo. Es decir, las
aportaciones de un grupo de personas sostienen la reparación de aquella que sufre un siniestro en un momento determinado. Pero, evidentemente, el seguro es insostenible cuando es todo el grupo el que sufre un siniestro y necesita ser cubierto o indemnizado.
Y esta es la razón de que la pandemia queda excluida de los contratos de seguros. Pero eso no significa que el sector no pueda aportar soluciones a futuro. De hecho, creo que es de los pocos que puede hacerlo. Y quizá este sea el momento de plantearlo.
En España contamos con un instrumento presente en muy pocos países y del que nos hemos dotado para cubrirnos como sociedad de grandes eventos adversos: el Consorcio de Compensación de Seguros.
A través de esta herramienta, que engrasa a la perfección la colaboración público-privada, podemos hacer frente a grandes catástrofes que afectan a un gran número de ciudadanos. Esta es una senda colaborativa que deberíamos explorar de cara a futuro.
También hay que señalar la predisposición colaborativa que ha tenido todo el sector asegurador con el Estado en los momentos más duros de la pandemia, poniendo a su disposición todos los medios sanitarios de que disponía para atender a los afectados por las crisis.
Finalmente, cabe recordar la aportación de 37 millones de euros del sector asegurador para constituir un fondo solidario con el que suscribir un seguro de vida colectivo para cubrir el fallecimiento por causa directa del Covid19 de quienes cuidan de la salud de todos nosotros, así como un subsidio para los sanitarios que resulten hospitalizados.
Por otro lado, uno de los pilares de nuestro trabajo es la prevención de riesgos. Y en esto tiene mucho que decir la innovación y la investigación científica. En base a ese compromiso, AXA está impulsado a través de Constantes y Vitales la petición de que España destine el 2% de su PIB a la investigación científica. Nosotros, a título personal, tratamos de hacer lo propio a través de AXA Research Fund.
Desde que se creó en 2008, el Fondo de Investigación de AXA ha comprometido ya 250 millones de euros (más de
13 de ellos en España) para el apoyo a la ciencia en todo el mundo.
Hace unos días en el marco de Semana Mundial Digital 2020 mantenía una charla con Mariano Barbacid, Patrono de la Fundación AXA e investigador del CNIO, en la que me contaba el sprint científico sin precedentes que estábamos viviendo. Así, comentaba Mariano, semanas después de que apareciera el virus ya conocíamos el genoma, sabíamos cómo nos infectábamos, teníamos la estructura del virus y éramos capaces de crear una vacuna. Y todo esto ha sucedido en un periodo de semanas, cuando hace 20 años hubiera costado cuatro o cinco años de trabajo. A nosotros nos importa la salud de nuestros asegurados, por eso la ciencia nos tendrá siempre de su lado.