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Cómo introducir correctamente los superalimentos en la dieta

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  • Comenzar con pequeñas cantidades, no sobrestimar el valor nutricional de ningún alimento o prepararlos correctamente para potenciar sus beneficios, algunas recomendaciones de los expertos

Aunque popularmente se hable de “superalimentos” para referirse a productos con alta concentración de nutrientes (vitaminas, minerales, antioxidantes, grasas saludables, etc), no existe un reconocimiento oficial de esta categoría dentro de la comunidad científica. El término se utiliza más bien con fines comerciales para destacar propiedades concretas de algunos alimentos. Sin embargo, esto no significa que no tengan beneficios potenciales, sino que, por sí solos, no sustituyen una dieta variada ni un estilo de vida saludable.

En este sentido, alimentos como la chía, la quinoa, el aguacate o los arándanos destacan por su riqueza en vitaminas, minerales, antioxidantes y grasas saludables. Por ello, añadirlos a una alimentación equilibrada contribuye a mejorar la salud cardiovascular, fortalecer el sistema inmunológico y favorecer el bienestar general. No obstante, es esencial recordar que ningún alimento, por sí solo, tiene la capacidad de “hacer milagros”, por lo que la clave radica en la variedad, la moderación y la coherencia con hábitos saludables.

“Para introducir estos alimentos de alta densidad nutritiva en la dieta el secreto está en la variedad y el equilibrio. Por lo tanto, esto no significa basarla exclusivamente en ellos, sino integrarlos de manera inteligente dentro de una alimentación completa y adaptada a las necesidades de cada persona. De esta manera, garantizamos un consumo adecuado que, a largo plazo, podría ayudarnos a prevenir enfermedades crónicas y a potenciar tanto el rendimiento físico como el mental”, explica Sara Rueda, de Blua de Sanitas.

Bajo esta perspectiva, los expertos de Sanitas han preparado un listado con recomendaciones para facilitar la incorporación de estos alimentos en la dieta diaria:

  • Comenzar con pequeñas cantidades: introducir gradualmente semillas de chía o lino en yogures o batidos permite evaluar su tolerancia digestiva y aprovechar sus beneficios sin generar molestias intestinales. Además, estas semillas aportan ácidos grasos omega-3, esenciales para la salud cardiovascular y el funcionamiento del cerebro.
  • Aprovechar su versatilidad: la quinoa, por ejemplo, puede sustituir al arroz o formar parte de ensaladas y guisos, aportando proteínas completas y fibra sin alterar la estructura del plato. También es una opción ideal para quienes siguen dietas sin gluten, ya que es un pseudocereal altamente nutritivo y de fácil digestión.
  • Evitar suposiciones sobre su valor nutricional: aunque el aguacate es rico en grasas saludables, un consumo excesivo puede aumentar la ingesta calórica de forma innecesaria. Ante esta situación, es aconsejable combinarlo con otros alimentos como ensaladas con proteína magra o tostadas integrales a fin de obtener un aporte nutritivo adecuado sin excesos.
  • Elegir productos frescos y naturales: en lugar de recurrir a suplementos o versiones procesadas de “superalimentos”, se aconseja optar por alternativas naturales. Así, se asegura un mejor aprovechamiento de sus nutrientes y se evitan aditivos innecesarios. En este punto, las bayas de goji son un buen ejemplo, puesto que pueden consumirse frescas o deshidratadas sin azúcares añadidos, conservando sus propiedades antioxidantes.
  • Prepararlos correctamente para potenciar sus beneficios: semillas como las de chía y lino requieren hidratación previa para facilitar su digestión y absorción de nutrientes. En el caso de la cúrcuma, se recomienda combinarla con pimienta negra y una fuente de grasa saludable (por ejemplo, aceite de oliva) para mejorar su asimilación.
  • Diversificar el consumo para mayor equilibrio nutricional: variar la ingesta de alimentos, permite beneficiarse de una gama más amplia de vitaminas, minerales y antioxidantes, así como evitar la sobrecarga de un solo tipo de nutriente en el organismo.

“Incluir alimentos ricos en nutrientes en la dieta es una estrategia interesante para mejorar la salud, aunque siempre debe hacerse desde un enfoque personalizado. Por ello, pedir cita con un nutricionista, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta, es clave para evitar desequilibrios en la dieta. Algunos de estos alimentos, como la espirulina o la maca, pueden interactuar con ciertos medicamentos o no ser recomendables en casos de hipertensión o problemas tiroideos. Un especialista puede orientar sobre la cantidad adecuada y la mejor forma de combinarlos con otros alimentos para potenciar sus beneficios sin riesgos para la salud”, concluye Sara Rueda.

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