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Estimado Carlos: En mi anterior relato comentamos el uso que se hace de la Carlina Acaulis, clavada en las puertas, para evitar la presencia de brujas y malos espíritus.
Todo lo malo se asocia con la noche, la oscuridad, y si en la entrada de la casa clavamos una flor que representa al sol, pues los malos se asustan de su luz radiante y ya no pasan.
Así de fácil.
Pero no todos son tan crédulos. Otros más pragmáticos han confiado su seguridad al espesor y fortaleza de un buen portón.
Este parapeto es el resultado del fracaso de la sociedad.
En un imaginario mundo perfecto, las puertas serían innecesarias.
Únicamente la maldad humana las hace inevitables. Necesitamos la tranquilidad que nos proporcionan, para crear un espacio de autonomía y libertad.
Sin una buena cancela estamos a merced de las malas intenciones de cualquier desaprensivo. Y hoy, por desgracia, ni una puerta blindada es suficiente defensa.
Y no creas Carlos que eso de la puerta es algo que concierne solo a la cultura occidental.
Desgraciadamente estamos ante un invento extendido por todos los continentes.
La puerta, en castellano, tiene su origen en la voz latina “porta” que proviene a su vez del verbo porto-portare, que significa llevar, transportar.
En la antigüedad parece que la construcción de una ciudad, después de la preceptiva consulta a los augures, pasaba por delimitar su perímetro y trazar dos calles perpendiculares. El perímetro se trazaba con un arado y el surco se consideraba sagrado y no podía ser pisado. Por ello cuando arando se llegaba a cada una de las cuatro extremidades de las dos calles, el arado, se levantaba y transportaba en brazos (Portare) y se dejaba ese espacio sin arar. Así podían entrar y salir de la ciudad por la zona “portada”sin tener que pisar el sagrado surco.
Las puertas ciertamente han evolucionado poco desde entonces y siempre se ha intentado disimular su aspecto disuasorio dotándolas de cierto aire artístico, ennobleciéndolas.
Y así nos tropezamos con bellos ejemplares de portones que provocan el deseo de inmortalizarlas con nuestra cámara.
Bueno, no siempre nos encontramos con modelos tan nobles, muchas veces lo único que prima para sus dueños es la utilidad y sus creadores prescinden de toda ornamentación.
Los elementos ornamentales de las puertas son muy variados. Los más destacables son el “Dintel”, la pieza superior, horizontal, la que sujeta el techo junto a las “Jambas”, las piezas laterales, el “Umbral”, la parte inferior de la puerta, el “Paño” u hoja, la “Portada”, el conjunto de columnas y arcos (las “Arquivoltas”) que rodean, a la puerta y el “Tímpano”, el espacio entre el dintel y la parte superior del arco.
Todas ellas son susceptibles de ser embellecidas y podemos obtener multitud de variables. Como puedes darte cuenta, amigo Carlos,
estamos ante un motivo muy rentable para conseguir esas colecciones, esas tipologías, de las que hemos comentado tanto en esta sección de fotografía divertida. Una puerta, por separado, no nos dice nada, pero vista con otras, el conjunto, constituye un motivo fotográfico de primera magnitud.
Podemos encontrar entradas señoriales, algunas venidas a menos, o circunstanciales, pero al final siempre dicen algo del dueño de la finca. Por sus puertas, los conoceréis.
Otras veces es el tamaño lo que parece importar, aunque me niego a pensar, viendo la altura de algunas, que estén hechas a medida de los usuarios.
Por su situación, normalmente las encontramos en el suelo, en ciertos casos están rozando el agua, para alcanzar otras hay que subir varios escalones, o incluso las hay encaramadas en alguna altura imprudente.
Nos llaman la atención por lo rústico del paño, o por lo elaborado y artístico, o por la fortaleza que transmiten.
Como ves, las posibilidades fotográficas en torno a este elemento son enormes, pero entre todas, yo tengo una preferencia. Un día me di cuenta, viendo mi colección, de que inconscientemente sentía predilección por una faceta. Verás, lo que más me llama la atención es cuando a través de una puerta, al fondo, se ve otra. Nunca dejo pasar esa oportunidad para capturarla. Es mi secreta debilidad.
La suma de los diferentes planos, los diferentes espacios, la profundidad del punto de escape, la perspectiva, ejercen una poderosa influencia de la que no me puedo sustraer.
Bueno amigo mío, hoy he señalado la puerta como motivo fotográfico que nos permite sacar provecho de nuestros viajes y conocer los lugares a través de todas sus peculiaridades.
Espero, que estas ideas que tú y yo vamos aireando de puertas afuera, animen a los amigos de nuestro afamado blog a obtener de sus cámaras, el elevado rendimiento que soñaron cuando las adquirieron.
Tengo en puertas otros artículos. Ya sabes que hay infinidad de posibilidades, multitud de temas, y que no se le pueden poner puertas al campo de la creatividad.
Hasta la próxima, que me voy por la puerta grande.
Espero seguir enviándotelos y que no me des con la puerta en las narices.
Un
fuerte abrazo de tu amigo
Javier