Escribe: Sabin Azua. Socio Director de B+I Strategy.
He querido evocar el título de la canción del popular músico de protesta mexicano Chava Flores para llamar la atención de nuestras empresas sobre el país norteamericano en un importante momento de su sueño transformador de la realidad económica y social del país, que presenta uno de los escenarios más atractivos para desarrollar proyectos empresariales de futuro.
Cuando todos los indicadores macroeconómicos y sus consecuencias en la economía real nos mueven a mirar a la internacionalización activa de nuestras empresas y organizaciones como único mecanismo para poder competir, tenemos que aprender a incorporar las realidades y los procesos de cambio que se viven en diferentes países del mundo a nuestras estrategias. A la hora de afrontar nuevos mercados y áreas geográficas de expansión, México es una de las alternativas más razonables para abordar procesos de esta naturaleza en muchos de los sectores preferentes de actividad de la economía vasca.
El propio Chava – desde una perspectiva crítica hacia la realidad socio-económica del país -reconocería hoy en México las consecuencias de aquel sueño utópico de hace décadas. Será necesario establecer marcos de reparto social del desarrollo económico porque aunque las diferencias económicas se han ido reduciendo, sigue siendo verdad la frase de Carlos Fuentes: “en México las diferencias de clase no son enormes, son insultantes”.
México es una de las economías del mundo con mayor crecimiento sostenido de la economía, se ha convertido en una economía fuertemente exportadora, tiene una capacidad de manufactura notable (muy superior a la de otros países emergentes), posee un enorme capital humano (cada año se gradúan 90.000 ingenieros en las Universidades locales), dispone de una población joven en condiciones de trabajar, cuenta con numerosas empresas con presencia global (son cabecera de las llamadas “empresas multi-latinas”), el país ha suplido la caída de capacidad de manufactura de EUA trasladando gran parte de la creación de empleo en el sector hacia el sur del río Bravo, ha ido ganando notablemente en seguridad jurídica y estabilidad legal, etc.
Hoy México se ha convertido en uno de los principales receptores de inversión directa vasca en el extranjero mediante la implantación de varias de nuestras principales empresas, es fuente creciente de exportaciones y de alianzas vasco-mexicanos de mejora de la competitividad. El país está conformándose como una plataforma inteligente para favorecer el proceso de internacionalización del conjunto de la sociedad vasca.
La famosa frase del dictador mexicano Porfirio Díaz: “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, tan real durante un largo período de tiempo, ha perdido vigencia ya que hoy la integración norteamericana expresada en el NAFTA le está proporcionando a México una enorme base económica para convertirse en un actor clave en la economía internacional, y en el revulsivo para promover la necesaria transformación de sus estructuras sociales.
Habiendo nacido en el Distrito Federal y ejerciendo mi condición de vasco reintegrado a mi tierra, me siento legitimado para animar a las empresas de nuestro entorno a estudiar la posibilidad de utilizar México como plataforma de actividades, tanto para el mercado NAFTA, como para otros mercados, sabiendo que la aportación de esta diversidad cultural y empresarial hará más fuertes a nuestras organizaciones para competir globalmente.