Escribe: María Ameijeiras, Presidenta de Norbrok21 Correduría de seguros
(N.E. Hace pocos días me mandaba mi amiga María Ameijeiras, vía twitter, el artículo que se publica a continuación y que me parece muy oportuno para llevarlo con nosotros a las vacaciones y poder leerlo tranquilamente. Alguien dirá que las vacaciones no están para esto y no voy a corregirle. A mí me parece que en vacaciones hay que hacer simplemente lo que te gusta, y en mi caso, como creo en muchos, la lectura de aquello que nos gusta encaja muy bien. Estoy seguro que a más de uno de nosotros le vendrá bien la aplicación de muchas de las cosas que señala María en su artículo, simplemente para cambiar y ¡quitarnos muchos miedos que nos impiden el cambio! Buena lectura y buenas vacaciones.)
La crisis y la situación actual del empleo, o más bien del desempleo, debería de obligarnos a reflexionar en si los patrones de conducta que conocemos y practicamos son los más acertados para reconducir dicha situación. Es necesario que los modelos tradicionales de negocio se reinventen. El momento de apertura que estamos viviendo, en todos los ámbitos, hace que la sociedad civil, las personas, tengan en sus manos un poder antes desconocido. Un poder que a la hora de crear y promover tendencias conductuales obliguen a las organizaciones empresariales a cambiar también su cultura empresarial. De ahí la afirmación de que la llave están en nuestras manos.
La frase de aquellos polvos trajeron estos lodos… se podría aplicar a la situación económica global que estamos viviendo. Quizás deberíamos asumir la parte de responsabilidad que cada uno de nosotros podamos tener en todo esto. Muchos son los factores desencadenantes. Modelos de negocio basados en planes cortoplacistas. La globalización, con el cruce de culturas que ello conlleva. El gigante chino, por ejemplo, con una cultura radicalmente diferente a la nuestra que basa su competencia en salarios bajos y al que las economías occidentales han puesto alfombra roja, claro ejemplo de la filosofía: ande yo caliente ríase la gente. Durante los últimos 20 años, además, se ha producido un cambio en la manera que tenemos las personas de comprar y vender. El acceso a la información que nos brinda Internet nos ha convertido en seudo expertos de todo sin poner en valor la experiencia que un profesional aporta en muchas situaciones.
Por eso digo que la llave está en nuestras manos. Internet es una herramienta de incalculable valor. Ahora bien, el cómo utilicemos esta herramienta puede ser nuestro éxito o nuestra ruina. En mi opinión creo que a nivel general las sociedades avanzadas deberían apostar por modelos de negocio que potencien a las personas.
Internet nos tiene que ayudar dando acceso a la información, rápida y ubicua, facilitando y mejorando los servicios. Sin embargo no debería llegar a sustituir nuestro valor añadido cómo entes con capacidad de crear, de evolucionar y de mejorar nuestras vidas. La experiencia es un grado y la confianza en las personas un valor a potenciar cada día más. Potenciar ambas es crear sostenibilidad.
Mi profesión por ejemplo, una profesión en la que el valor diferencial lo aporta la experiencia y el conocimiento sobre el sector y los productos. Un corredor de seguros es un asesor especializado e independiente que lo que aporta en el proceso de compra es poder indicarle al cliente cuál es el traje que, en materia de seguros, le puede sentar mejor.
En Internet muchos seguros se han convertido en commodities. Sin embargo los seguros no encajan de la misma manera a todo el mundo como las piezas de un mueble de Ikea. Cada persona vive en un momento y con unas circunstancias.
- · No es lo mismo comprar un seguro de vida cuando eres joven, soltero y sin responsabilidades económicas a tus espaldas que cuando ya tienes una edad. Cuando eres joven, igual es preferible, si tú presupuesto es ajustado que pongas más capital en un seguro de accidentes, con un precio más asequible, que en un seguro de vida, porque las posibilidades de que mueras por enfermedad son más bajas, e ir invirtiendo esta situación a medida que cumples años.
- · No es lo mismo asegurar una vivienda en propiedad que una vivienda que tienes alquilada, hay diferentes formas de aseguramiento para cada caso en cuestión. Conviene comprobar también, si es un piso, la póliza que la comunidad de propietarios tiene contratada.
- · No es lo mismo tener una hipoteca que no tenerla. Y no es lo mismo el seguro que te obliga a hacer el banco, -el sólo quiere salvar su deuda- , tanto del bien como de tu persona, al que deberías hacer para cubrir ese riesgo real, tú o la persona de la familia que aporta la mayor parte de los ingresos familiares, algo que también hay que adecuar a las circunstancias de cada momento laboral.
- · No es lo mismo contratar un seguro de asistencia sanitaria cuando uno tiene 25 años que cuando uno tiene 48. Está claro que con 48 tendrás algún desarreglo en tu cuerpo que la edad, por desgracia te invita a experimentar, y que si lo contratas a los 48 años, el seguro no lo cubrirá. Tu asesor en seguros debería, llegados a este punto, haberte convencido para contratarlo con anterioridad.
- · No es lo mismo hacerse un seguro en Madrid que en A Coruña, ni con una compañía que con otra. Cada una es fuerte en unos servicios o en otros, dependiendo de las modalidades de seguros e incluso la calidad en la prestación de los servicios depende del lugar en donde presten.
Ejemplos sencillos del valor que la experiencia de las personas y la interactuación con ellas pueden aportar en los procesos de compra. Internet tiene que servir para mucho más que comprar y vender bienes tangibles. ¿Por qué renunciar a las ventajas que nos aportan este tipo de negocios? En Internet debemos potenciar también los negocios cuya misión principal sea el asesoramiento profesional para que ciertos productos se compren de una manera inteligente, valorizando y confiando en la experiencia de un profesional. Es más fácil y más seguro y es una actitud que nos beneficiará a todos. Hará que aportemos el valor de nuestro conocimiento en donde somos realmente especialistas, en nuestras profesiones. Que aportemos valor a nuestra economía y que a la vez gestionemos de una manera más eficaz nuestro tiempo.
De aquellos polvos trajeron estos lodos… en nuestra conducta está la llave
Ayudar a potenciar modelos de negocios como hemos hecho basados en salarios extra bajos que rocen la decencia y no respeten los derechos básicos no creo que sea el modelo más virtuoso para competir ni del que debamos sentirnos orgullosos. O el pensar que las cosas, por el mero hecho de estar en Internet, deben de ser gratis, haciendo de la piratería un deporte nacional. Claro que nos podemos ahorrar unos cuantos euros con todo esto, sin embargo ¿cuantos jóvenes y no tan jóvenes tenemos parados ahora en nuestras casas?
¿No será más beneficioso entonces que cambiemos de actitud, que adecuemos nuestros hábitos, que pongamos el foco en las personas, que potenciemos proyectos en los que puedan crear, desarrollar y aportar su valor?
No digo que los chinos y la piratería tengan la culpa de nuestros males. El análisis de la situación no es tan simple y sencillo. Pero si creo que la solución pasa por un cambio de actitud, de valores y de modelo de sociedad.Mi pretensión con este post es poner el punto de mira en esa idea porque a veces lo que creemos que es “barato” nos puede llegar a salir muy caro.
¡¡¡Feliz Verano!!!