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Escribe: Mar Ramos, Coordinadora General del II Plan de Comunicación M&E.
Inauguración II Plan Comunicación 2015
Desde Community of Insurance lanzamos, con especial ilusión, el II Plan de Comunicación Mujer y Emprendimiento, continuando con el compromiso iniciado en el 2014 de apoyar y difundir iniciativas que promuevan el liderazgo de la mujer y hacernos eco de aquéllos proyectos orientados a conseguir la igualdad de derechos y oportunidades de la mujer en el ámbito profesional.
Durante los próximos meses tendremos la oportunidad de seguir conociendo a profesionales de especial relevancia que son ejemplo de ese compromiso tanto con la sociedad, como en las empresas que lideran.
Artículo Pilar González de Frutos
Es para nosotros un honor iniciar esta sección en 2015 con la participación de Dña. Pilar González de Frutos, Presidenta de UNESPA.
Licenciada en Derecho y dedicada al Seguro desde 1980, fue la primera Directora General de Seguros y Fondos de Pensiones de toda la historia del Organismo, hecho que Pilar atribuye al retraso histórico que la mujer ha tenido en este país para acceder a ciertos niveles culturales y de formación.
Pilar es una persona muy entregada en tiempo e intensidad al Sector, combinando su faceta profesional con la de su familia y madre.
Desde los diversos puestos de responsabilidad que Pilar ha venido ocupando y, con la generosidad que la caracteriza, siempre ha aportado en este tema un alto grado de transparencia y compromiso.
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Escribe: Pilar González de Frutos, presidenta de UNESPA
Estabilidad, promoción del talento e igualdad de oportunidades. Estas son algunas de las virtudes a las que debería aspirar un sector económico en materia de política laboral. Cualquier sector económico. Pero la realidad es que son metas arduas de alcanzar. Rara vez se dan y muchas menos veces coinciden. La naturaleza de la propia actividad o la coyuntura económica sobre la que se desenvuelve una industria condicionan la gestión de los recursos humanos. Bajo este prisma, el sector asegurador constituye un modelo a seguir en España. No me cabe ninguna duda.
El seguro es un gremio que ofrece gran estabilidad laboral, apuesta por el talento y, además, es reflejo de la progresiva igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Sirvan a modo de muestra algunos datos recabados en la última edición de la Memoria social del seguro publicada por UNESPA, la asociación empresarial que presido.
A cierre de 2012, las aseguradoras daban trabajo a cerca de 47.000 personas. Esta masa laboral se ha mantenido estable, por lo menos, desde finales de los años noventa. El tamaño de las plantillas de compañías y mutuas de seguros apenas ha zozobrado. Ni siquiera en los peores momentos de la crisis económica de la que parece que, poco a poco, vamos saliendo y que se ha llevado por delante más de tres millones de puestos de trabajo en su momento de mayor virulencia. Ante la incertidumbre laboral de los últimos años, el seguro ha presentado un panorama estable.
Las entidades aseguradoras han formado parte de la historia empresarial y social de España, como cualquier otro actor económico. Y la evolución de su masa laboral es buen testigo de ello. Nuestra actividad es un ejemplo de la incorporación de la mujer al mercado de trabajo con carácter de permanencia y en igualdad de condiciones.
A mediados de la década de los ochenta, el seguro era un sector predominantemente masculino. Se mirara por donde se mirara. Las mujeres apenas constituían un 30% de la fuerza laboral en aquellos años. Pero la tortilla hace tiempo que dio la vuelta. Actualmente, ellas constituyen un 55% de la plantilla. Una tasa sensiblemente superior a la media nacional. De hecho, las mujeres representan en torno a un 45% de la población activa española.
Es cierto que la presencia de mujeres resulta más palpable en los puestos bajos e intermedios de las organizaciones aseguradoras. En estos escalafones suponen entre un 50% y un 70% del personal. Y también es verdad que los cargos de responsabilidad suelen estar ocupados por hombres. Pero la propia dinámica de las contrataciones y la necesidad de promocionar el talento están llamadas a equilibrar paulatinamente esta realidad.
De hecho, ese proceso está ya en marcha. Bastantes aseguradoras son o han sido dirigidas por mujeres en los últimos lustros. Se trata de entidades de todo tipo: pequeñas, medianas y, sí, también grandes; firmas de nicho y grupos multirramo; compañías españolas y filiales de multinacionales… La heterogeneidad es total. Y no menos importante, la estructura de la propiedad no ha sido un condicionante. Ha habido o hay ejecutivas al frente de grupos familiares o con un único propietario, y también al mando de mutuas y de sociedades anónimas con varios accionistas.
La presencia de mujeres en cargos de responsabilidad en el seguro es, en suma, un hecho habitual. Y afortunadamente, este fenómeno va más allá de los despachos de las entidades aseguradoras. La designación de directivas es también común en las agencias de seguros, las corredurías, los comparadores online y el propio supervisor del sector, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP).
Previamente, me he referido en estas líneas a que el seguro es un gremio que destaca por su estabilidad laboral. Ahora me gustaría volver sobre esa idea. Las entidades ofrecen un empleo de calidad, sí. Pero es que, además, ofrecen un empleo de calidad para todos. Para ellos y para ellas. Por igual.
No es raro ver sectores donde la mano de obra femenina es mayoría y donde, sin embargo, se dan marcadas disparidades en la rotación de trabajadores en perjuicio de la mujer. El seguro no es así.
El 97,1% de los empleados de compañías y mutuas de seguros contaban con un contrato laboral de duración indefinida en 2012. Esto sitúa la tasa de temporalidad del sector en el 2,9%. Al mirar los datos que hay tras esta ratio, se percibe que la situación está muy igualada entre hombres y mujeres. Para ellos, la rotación es del 2,4%, mientras que entre ellas es del 3,3%. Las cifras son ejemplares en ambos casos, puesto que la tasa de temporalidad media en la economía española es del 22,6% entre los hombres y del 25,6% para las mujeres.
Los datos que ofrece la Memoria social del seguro son testimonio de los avances logrados en las últimas tres décadas. Pero esto no debe eclipsar el hecho de que queda tarea por hacer. Siempre se puede progresar en pro de la igualdad de oportunidades y en la promoción del mejor talento. En todo caso, podemos felicitarnos de que la presencia de la mujer en el seguro constituya un hecho cotidiano. Y lo bueno de lo cotidiano es precisamente eso: el carácter de normalidad que conlleva.