¡Únete a Community of Insurance!

Mujeres y hombres nuevos

Fecha

Mujeres y hombres nuevos

MaritaOsésEscribe: Marita  Osés Serdá, Coach personal / mos@mentor.es

http://atrevetecaminadisfruta.blogspot.com.es

 

Estamos en un nuevo siglo y los hombres y mujeres somos todavía “de antes”. La relación de pareja está desgastada, pero la gente sigue casándose y conviviendo,  resignados a que la cosa no da para más y poniendo el listón cada vez más bajo. Con la cantidad de relaciones que acaban en ruptura, “aguantar” varios años es una heroicidad.

No sabemos estar solos, y no sabemos estar acompañados. ¿Qué pasa? ¿Hemos topado con los límites del ser humano? ¿O es que lo habíamos encasillado dentro de unos parámetros tan reducidos que a base de no desarrollar sus potencialidades se ha quedado atrofiado? La sociedad cambia, la tecnología va más de prisa de lo que podemos absorber….no acabaríamos nunca la lista de innovaciones.

Y el hombre y la mujer estamos trasnochados, aferrados a criterios, pautas de comportamiento, parámetros y arquetipos anacrónicos que ya no nos  sirven, pero que no nos atrevemos a soltar porque no hemos formulado todavía los nuevos.

Empezamos a saturarnos del culto al cuerpo –con las anorexias y bulimias de rigor, y el próspero negocio de la cirugía plástica-, nos hastía ya  la sociedad de las apariencias, nos enfurece que exista solo lo que sale en la TV y en los medios de comunicación. Hacerse ver para existir, parecería la consigna.  Habría que recordar a Saint-Exupéry en El Principito cuando afirmó: “Lo esencial es invisible a los ojos”

¿Por qué no desechar  el manual de conducta que habíamos interiorizado, según el cual primero había que pararse a verificar el sexo del interlocutor, para decidir entonces el tono y la actitud a emplear? Porque si me fijo primero en los atributos sexuales de mi interlocutor, me relaciono con su género, no con la persona. Y su género es sólo una parte de él o de ella. Por el contrario, si le miro primero a los ojos, tengo en cuenta de entrada quién es por dentro, no por fuera, me relaciono entonces con el ser. Si para hacerme una idea de la persona que tengo delante me baso en su físico, me quedo con la cáscara del fruto.

El hombre y la mujer nuevos deberían, en primer lugar,  mirarse a los ojos para poder relacionarse de corazón a corazón. Esto no tiene nada que ver con la imagen de embeleso propia del enamoramiento, sino con ir a lo esencial de cada uno.

Hay indicios de que al menos una parte de la humanidad está empezando a mirar hacia adentro (de sí mismos y de los demás). Empezamos a saturarnos del culto al cuerpo –con las anorexias y bulimias de rigor, y el próspero negocio de la cirugía plástica-, nos hastía ya  la sociedad de las apariencias, nos enfurece que exista solo lo que sale en la TV y en los medios de comunicación. Hacerse ver para existir, parecería la consigna.  Habría que recordar a Saint-Exupéry en El Principito cuando afirmó: “Lo esencial es invisible a los ojos”. En efecto, comprobamos una y otra vez que de todo lo que existe, lo más importante está adentro. Y nos animamos, unos con cautela y otros con audacia, a pasar de la superficie a las profundidades. Decidimos dejar de flotar a merced de las olas y nos lanzamos a bucear, guiados sobre todo por nuestro corazón y con ayuda de nuestra inteligencia.

 

La mujer y el hombre nuevos que esta sociedad necesita desesperadamente están empezando a liberarse de los condicionamientos externos y a partir de lo que cada uno es y siente por dentro. Aprenden a tomar conciencia de si mismos desnudos, sin referencias a los arquetipos de hombre y de mujer que han imperado durante siglos. Y se atreven a ser como sienten, tanto si coinciden con los arquetipos como si no. Despojados voluntariamente ambos de los atributos que les ”colgaban” en razón de su sexo elijen libremente en base a lo que les dicte su interior.  No estoy hablando de seres asexuados o indefinidos, sino de liberarse de la necesidad de que tu autodefinición definición se ajuste a patrones preestablecidos de lo masculino y lo femenino. Para elegir, cada cual ha de descubrir cuáles son los elementos masculinos y femeninos que le constituyen, reconocerse en ellos y sentirse orgulloso de ambos por igual. Ya sabemos cuales han sido las convenciones hasta ahora. Pero también hemos comprobado que ni todos los hombres ni todas las mujeres se sienten identificados con estas convenciones. Hace ya mucho tiempo que sabemos que cada persona tiene hormonas masculinas y femeninas, características masculinas y femeninas. No hay nadie completamente masculino, ni completamente femenino, mal que les pese a algunos. Estos son los dos arquetipos artificiales hacia los que hemos estado tendiendo durante siglos, haciendo a veces unas contorsiones tremendas para ajustarnos porque, naturalmente, era imposible el encaje total. Siempre había que negar o disimular aquella parte de nosotros que no se amoldaba al modelo.  Ya va siendo hora de que cada persona, con todos los elementos que le constituyen –femeninos y masculinos- tenga derecho a sacarles el máximo partido a unos y otros sin avergonzarse de nada. Permitamos al hombre que se eche a llorar cuando le apetezca, de alegría de pena o de rabia.  Y a la mujer que no deje de sentirse mujer porque decida libremente no tener hijos o porque le apasione el ensayo que está escribiendo sobre el asfalto sonoreductor o la fisión nuclear o lo que sea.  Y los dos estarán en su derecho, pero sobre todo, estarán bien en su piel.

Para elegir, cada cual ha de descubrir cuáles son los elementos masculinos y femeninos que le constituyen, reconocerse en ellos y sentirse orgulloso de ambos por igual. Ya sabemos cuales han sido las convenciones hasta ahora. Pero también hemos comprobado que ni todos los hombres ni todas las mujeres se sienten identificados con estas convenciones. Hace ya mucho tiempo que sabemos que cada persona tiene hormonas masculinas y femeninas, características masculinas y femeninas

Así dejaremos, por ejemplo, que manden las personas que sirven para mandar, independientemente de su sexo. Dejaremos de llamar calzonazos a un hombre que no manda y marichacho a una mujer que si. Aceptaremos que un hombre poco autoritario sea tan hombre como cualquier otro. Que una mujer que no siente el instinto maternal sea tan mujer como cualquier otra. En definitiva, y eso es lo importante, que ambos sean tan personas como la que más, sin ajustarse a los modelos tradicionales.

Lo primero que hacen la mujer y el hombre nuevos es tomar conciencia de sí, conocerse, saber quién y como son (todo está dentro) sin que nadie les diga quién y como tienen que ser. Conocen los patrones femeninos y masculinos y se reconocen en unos y otros libremente. En la escuela, el máximo logro debería ser que el niño/la niña respondan afirmativamente a la pregunta: ¿te alegras de ser quien eres? El conocimiento de estos patrones es simplemente una herramienta para entender cómo vive la vida, cómo le afectan las cosas, por qué tiene un tipo de reacción y no otra  la persona que tengo delante, independientemente de su género, pero en razón de sus características femeninas y masculinas. Muchos de nuestros padres querían que coincidiésemos al máximo con su ideal masculino o femenino, lo que provocó en algunos de nosotros serios problemas de identidad. Y aun así, llegados a la edad adulta nosotros repetimos lo mismo con la pareja, con los hijos, con todo el que se preste, prisioneros todavía de unos parámetros obsoletos y atentando contra la libertad de las personas. Si aceptamos a los hijos como son, sin ponerles condiciones ni ejemplos a los que han de parecerse, aparte de fomentar más su seguridad personal y la conciencia de su propia valía, estaremos contribuyendo al éxito en sus relaciones humanas, porque aprenderán a su vez a respetar a las personas tal como son. Tal vez deberíamos empezar por ahí. Sin esta base, la lucha por la igualdad se alargará eternamente.

¡Únete a Community of Insurance!

Los datos personales facilitados y cualesquiera otros generados durante el desarrollo de la relación contractual o comercial que mantengamos, serán tratados por COMMUNITY OF INSURANCE, S.L. La finalidad del tratamiento es gestionar y generar tu perfil profesional en nuestras aplicaciones y redes, gestionar los distintos servicios que proporciona el sitio web, y promover u organizar las actividades o eventos que desarrollemos, con el objetivo final de favorecer a la interrelación entre profesionales. Dicho tratamiento se basa en su consentimiento, en la relación contractual o comercial existente entre las partes, y en nuestro interés legítimo. Se podrán ceder datos a terceros para la prestación de servicios auxiliares, el cumplimiento del contrato, o por estricta obligación legal. Se podrán realizar transferencias internacionales de datos, a países con el mismo nivel de garantía.. Puede, cuando proceda, acceder, rectificar, suprimir, oponerse, así como ejercer otros derechos, tal y como se detalla en la información adicional y completa que puede ver en nuestra política de privacidad.

Artículos
relacionados