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Escribe: Ignasi Carreras. Director del Instituto de Innovación Social de Esade
El liderazgo social está asociado a la trayectoria de personas impulsoras de organizaciones de la sociedad civil que actúan con una vocación de transformación de la sociedad. La variedad del Tercer Sector, en el que se desarrolla el liderazgo social, hace que este tipo de liderazgo adopte diferentes matices y especialidades que le dan a cada uno un tono particular. Podemos distinguir diferentes ámbitos en los que aflora el liderazgo social: las ONG, los grupos de base, los movimientos sociales, los emprendimientos sociales y otro tipo de entidades no lucrativas dedicadas al ámbito social y medioambiental.
El Tercer Sector es uno de los ámbitos en los que las mujeres están adquiriendo más protagonismo a nivel de liderazgo. Como en otros sectores, esto no siempre ha sido así pero afortunadamente ha ido cambiando en consonancia con la propia configuración de género del sector. En la mayoría de las organizaciones sociales, especialmente en las ONG y otras organizaciones no lucrativas, dos terceras partes de los miembros de sus equipos son mujeres.
Esta mayor presencia de mujeres en los equipos de este tipo de organizaciones puede explicarse por la mayor predisposición de ellas a incorporarse a proyectos en los que la contribución al bien común es el centro de su misión. En el balance entre motivaciones intrínsecas (misión social, espíritu de servicio, crecimiento personal…) y extrínsecas (poder, status, retribución, reconocimiento social…) las mujeres dan más relevancia que los hombres a las primeras y esto hace que se decanten más por trabajar en organizaciones sociales.
En los últimos años, el panorama de la equidad de género en los puestos directivos del Tercer Sector ha mejorado muy sensiblemente. Y lo previsible es que la mujer tenga en el futuro una presencia aún más dominante en los puestos directivos del sector. De hecho ya la tienen en los dos cursos de formación directiva (Dirección y Gestión de ONG; y Liderazgo e Innovación Social) que Esade, conjuntamente con la Fundación La Caixa, ofrece al Tercer Sector.
Hay tres aspectos que considero son relevantes para explicar este notable incremento de mujeres en puestos directivos de las ONG y otras organizaciones no lucrativas. En concreto su capacidad para aunar un liderazgo visionario e inspirador con una gestión eficiente por resultados. También su facultad para desarrollar un liderazgo compartido y, por último, su habilidad para liderar equipos desde la inteligencia emocional.
El perfil predominante de los dirigentes en el Tercer Sector, hasta recientemente, ha sido de el de directores con una elevada competencia técnica y de gestión que, en muchos casos, habían ido reemplazando a los líderes inspiracionales, fundadores de muchas de las ONG actuales. A medida que se incrementó la necesidad de gestión y profesionalización, los líderes iniciales de estas organizaciones dieron el relevo a personas que destacaban por su mayor capacidad de gestión.
Sin embargo, los perfiles de líder y gestor no son incompatibles, sino al contrario, debe potenciarse esta doble función en los directivos. Buena parte de las personas con potencial dirigente con las que cuenta el sector, y entre ellas el grupo de mujeres es mayoritario, tiene la voluntad de desarrollar su capacidad de liderazgo al tiempo que perfeccionan su experiencia de gestión, orientándola a la consecución de resultados. Tan sólo es cuestión de brindarles las oportunidades y el apoyo necesario para desarrollarla.
El liderazgo compartido es una de las aportaciones que están realizando las nuevas generaciones directivas al Tercer Sector. Se ha ido evolucionando hacia un liderazgo más horizontal e inclusivo, generando una comunidad de líderes en los diferentes ámbitos de la organización. Este tipo de liderazgo se ajusta mucho más a los valores institucionales de las organizaciones sociales y también resulta ser más efectivo, especialmente en épocas como las actuales marcadas por la incertidumbre y la necesidad de cambio. Las mujeres tienen una mayor propensión a impulsar este tipo de liderazgo, en sintonía con las motivaciones intrínsecas que las caracterizan.
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Por último, cabe destacar como las mujeres saben aprovechar mejor su inteligencia emocional para el liderazgo de los equipos del Tercer Sector. Entre las características que el propio sector ha considerado más habituales entre los buenos líderes sociales aparecen habilidades y competencias emocionales como la empatía, la autenticidad, la humildad, la capacidad de escucha, la inspiración y motivación y la resiliencia. La experiencia vital de muchas mujeres les ha hecho desarrollar muchas de estas competencias que conforman una parte importante de su estilo de liderazgo.
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Sobre Ignasi Carreras
Es Director del Instituto de Innovación Social de Esade y también es profesor del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade.
Es Vicepresidente de Oxfam Intermón, miembro de la junta directiva internacional de Oxfam, vicepresidente de la Fundación Jaume Bofill e integrante del órgano de gobierno de la Fundacion Hazlo Posible y del consejo asesor de diferentes fundaciones y ONG.
Ha sido el director general de Oxfam Intermón donde trabajo de 1988 a 2005. Ha formado parte de la junta directiva internacional del Global Reporting Initiative (GRI). Fue cofundador del Casal dels Infants.
Ingeniero Industrial (UPC) y postgrado en Dirección General (ESADE). Ha realizado otros programas de post grado en Harvard, Stanford, Babson y EAE.
