Parece que la crisis económica, en España y en el mundo, va para largo.
El pasado 10 de enero, Christina Romer, directora del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Obama, señalaba, junto con Jared Bernstein, también miembro de dicho Consejo, que su Plan de reactivación no tendría su máximo impacto hasta el último cuatrimestre de 2010.
La semana pasada, le preguntaba yo a un alto ejecutivo de una importante entidad financiera hasta cuándo creía que íbamos a estar en recesión y su respuesta realista y razonada colocó los momentos de recuperación a finales de 2010 o principios de 2011.
El mismo Vicepresidente del Gobierno, Solbes, se apunta también a estas fechas para empezar a ver la luz.
Como dice Carmen Alcaide (ver EL PAIS de 18 de enero) “los tiempos de las inversiones para obtener beneficios fáciles y el despilfarro en el gasto corriente han pasado a la historia. La avaricia y la ostentación han sido dos variables no económicas que han provocado la crisis actual”.
Por eso haremos bien los mortales de a pie, como decía el pasado 6 de enero (ver mis deseos para 2009 en este mismo blog), en poner manos a la obra. Una vez más el tejido social, con sufrimiento, esfuerzo, austeridad y tesón será el que recupere lo perdido.
No vale llorar y mucho menos hablar, hay que actuar y además de forma ordenada, planificada, sabiendo dónde estamos y hacia dónde queremos ir.
Soy de los que cree que van a surgir oportunidades para quien trabaje bien, demostrando que ajusta sus costes y que está permanentemente abierto a dar respuestas inteligentes a las demandas del cliente.
Alguien dijo, “¡cuánto tengo que moverme para mantenerme en el mismo lugar!” (ver “Alicia en el país de las maravillas”), es decir, ¡esfuerzo y buena dirección y saldremos de ésta!.