Cuando conecté con Guillermo Dorronsoro, por mediación de Carlos Biurrun, para invitarle a participar en el II Plan de Comunicación Mujer & Emprendimiento promovido por Community of Insurance, me percaté inmediatamente que estaba hablando con una persona cercana, sencilla y al mismo tiempo profunda y de convicciones muy pensadas y vividas. Me percaté también que participaría con nosotros no por mero compromiso sino porque de verdad cree en una sociedad igualitaria, con estructuras que permitan la conciliación familiar del hombre y de la mujer, porque de verdad está convencido que una sociedad donde la mujer participa en las decisiones, en todos los niveles y estamentos, es una sociedad mejor.
Guillermo Dorronsoro, es un ingeniero humanista que siempre hace propuestas sutiles, suaves, pero firmes como las que enuncia y sugiere en este artículo a continuación.
Mar ramos, Coordinadora II Programa de comunicación Mujer & Emprendimiento
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Escribe: Guillermo Dorronsoro,Decano de Deusto Business School, Miembro del Consejo Asesor de MET. Mujer, Empresa, Tecnología
Cuando estamos en la playa y nos metemos en el mar, vemos las olas que van llegando, y raramente nos hacen perder el equilibrio y caer. En cambio, cuando nos damos la vuelta y volvemos hacia la arena, es frecuente que una ola nos golpee por sorpresa, y caigamos derribados por ella.
Por eso es importante mirar hacia el futuro, y tratar de descubrir las olas de cambio que están llegando. De esta forma podremos evitar que nos hagan caer. O, si somos más expertos, podemos incluso esperarlas sentados sobre nuestra tabla, y cuando llegue la ola adecuada subirnos a ella y surfearla con estilo.
A veces las olas tienen forma de nuevas ideas que nos traen los avances científicos y tecnológicos, y dan lugar a nuevos productos, servicios, empresas, sectores de actividad… Se aproximan las olas del grafeno, de la inteligencia artificial, de las neurociencias… Son olas que marcarán nuestro futuro, darán forma a las siguientes décadas de la industria.
Desde el principio de la historia, otro tipo de olas nos han ido trayendo avances sociales, nuevas formas de entender las relaciones entre las personas. La humanidad ha avanzado gracias a ellas, porque la fuerza que las mueve es en muchos casos el sentido de justicia que llevamos por dentro (no siempre, también de vez en cuando nos arrastra la resaca y la sociedad se rompe por olas de injustica, de desigualdad…)
Por fin, y aunque la espera ha sido larga, a las playas de muchas sociedades están llegando olas de una igualdad real, que acabe con una injusticia que durante siglos ha marcado las relaciones entre mujeres y hombres. Es un oleaje constante, paciente, que poco a poco va consiguiendo superar diques de desigualdad que hemos construido en el tiempo, hasta que nos han llegado a parecer parte del paisaje. Los mensajes en los medios de comunicación, las prácticas empresariales, las costumbres sociales, la propia educación que discriminan de una manera u otra a las mujeres, han llegado a convertirse en barreras invisibles (son las peores y más difíciles de mover, porque están dentro de nuestras propias cabezas).
Cuando miro el presente, pero sobre todo cuando miro al futuro, veo con esperanza esas olas de cambio que, imparables, han llegado a las sociedades más avanzadas, y acabarán por llegar a todas partes.
Además de por justicia, estas olas llegan por una lógica aplastante. No podemos permitirnos dilapidar la contribución a la creación de riqueza por la insuficiente incorporación de la mujer en la empresa, que no es solo cuantitativa, sino también cualitativa. Cada día nuevos estudios nos hablan de las mejoras en competitividad y sostenibilidad que se derivan de incorporar una mirada que integre a toda la sociedad en la empresa, y no solo a la mitad.
Así que, por sentido común, y por la historia de las olas que te he contado al principio de estas líneas, sería inteligente por tu parte entender que estas olas seguirán llegando, y uno tras otro, los diques irán cayendo. ¿Qué vas a hacer, luchar contra la marea, o dejarte ayudar y colaborar con esta ola imparable de cambio?
Más aún, ¿por qué no coges tu tabla y te animas a surfear? Verás que te llevará lejos, y será divertido.