Pertenece a la serie: Reflexiones veraniegas: el modelo de empresa que no se estudia en los MBAs
Desde hace años tengo la buena costumbre de pasar algún que otro verano en las islas griegas (este año en concreto será la cuarta vez), los motivos los dejo para otro día.
Casi todas las islas griegas se caracterizan por tener calles laberínticas de color blanco con detalles en rojo y/o azul, pues fue concretamente en una de ellas donde una noche decidimos cenar, era un calle con vistas al mar y en la que había dos restaurantes.
Me sorprendió que de repente y sin pensarlo uno de los dos restaurantes me gustaba más que el otro, fue algo impulsivo, basado en algo que no sabía.
Es cierto que había pasado varias veces por esa calle, pero apenas me había detenido a observarlos, solamente una vez miré por curiosidad sus cartas, y la verdad es que eran muy parecidas.