Escribe: Luis Badrinas, CEO de LB & Partners y miembro del Consejo de redacción del BdeCB
Después de que la comisión de expertos constituida por el Gobierno evacuase el informe sobre la sostenibilidad del sistema, hemos conocido por parte de la Ministra de Empleo la nueva propuesta a aplicar al sistema de pensiones en nuestro país.
Los criterios destacados
La propuesta tiene dos partes significativas. La primera consiste en no vincular las pensiones legalmente al IPC, sino a una fórmula que además de los precios tenga en cuenta los ingresos y los gastos del sistema. La fórmula tendrá un suelo, es decir, las pensiones tendrán que subir al menos un 0,25% y un techo ya que no podrán crecer más del IPC más un 0,25%.
La segunda parte consiste en ajustar el cálculo de la pensión inicial a la evolución de la esperanza de vida y descarta elevar la edad de jubilación más allá de los 67 años.
Esta propuesta deberá discutirse con los agentes sociales y grupos parlamentarios para buscar el máximo consenso posible, aun así, la propia Ministra de Empleo ha marcado un plazo muy ajustado al afirmar que ya en 2014 las pensiones tendrán que calcularse según la nueva fórmula de revalorización anual.
Si bien para la Ministra esta fórmula de revalorización da confianza, certidumbre y tranquilidad ya que evita que se congelen las pensiones, según nuestro criterio no se garantiza que los jubilados no pierdan poder adquisitivo, algo que también sucedió en 2012.
Queda camino por recorrer
Este aspecto ha sido destacado por los representantes sindicales que consideran que esta fórmula se traduce en una reducción del poder adquisitivo de las pensiones a largo plazo.
A la vez, se está reclamando también que se utilice la reforma para abrir la puerta a que el sistema de pensiones reciba más ingresos por impuestos y no solo de las cotizaciones, una alternativa que también recogían los expertos.
El choque con la realidad
Esta reforma la estamos viviendo en un entorno en el que la pobreza en nuestro país está subiendo de forma alarmante, el paro está en el 26%, y el paro juvenil entorno al 40% .
Los antecedentes
Anteriormente en los años de holgura económica, cuando España crecía entorno al 3% anual y nos pensábamos que lo nuestro era un buen modelo para las economías desarrolladas, el Gobierno no afrontaba las necesidades de reformular las propuestas para la jubilación, a pesar de que los factores demográficos daban claros síntomas de cambio.
Tampoco lo hizo con los factores impulsores de la economía y así perdurarán los bajos índices de crecimiento del PIB y los altos índices de paro, hasta dentro de unos cuantos años. Por el contrario, la política de recortes ha llevado a la supresión de muchos servicios sociales, subida de impuestos y bajada del consumo interno.
La cultura del consumo y del vivir al día se había implantado en nuestra sociedad y la cultura del ahorro, solo se vislumbraba con la inversión en vivienda. Así parecía que solo se podía ahorrar invirtiendo en el ladrillo.
Además pensábamos que el Estado iba a cuidar de nuestra jubilación y no debíamos preocuparnos por ello. También es verdad que vivíamos en la máxima ignorancia ya que no conocíamos cuánto íbamos a cobrar de pensión el día que nos jubilásemos y pensábamos también que la inmigración iba a mantener altas las cotizaciones a la Seguridad Social y a compensar los índices de baja natalidad.
Así pues, en esta última década hemos ahorrado poco. La cultura del ahorro no se ha tenido en cuenta, obviamente para aquellos que hubiesen podido ahorrar claro. Aquellos que están más cerca de la jubilación pueden ser más conscientes de las necesidades que tendrán el día que se jubilen, sin embargo los más jóvenes viven algo más al margen.
Fomentar la cultura del ahorro
Los jóvenes viven otros problemas, como los del paro o la dificultad de encontrar trabajo acorde con lo que han estudiado y formado. Además todavía están viendo cómo sus abuelos o padres se están jubilando con una pensión muy digna, que supera con creces el salario que muchos de ellos son capaces de obtener. Más dramático todavía puede ser aquéllos que se quedan en paro por encima de los 50, ya que competirán por los 1000 euros de salario que podrían obtener sus hijos.
Algo tan sencillo como saber con cuánto te vas a jubilar y en base a qué, es necesario ya que en función de esa cantidad podemos programar nuestros ahorros. El Gobierno sigue pensando en cambios paramétricos, pero siguen siendo necesarios cambios estructurales, medidas de crecimiento económico en el país, generación de empleo, creación de industria y generación de una economía productiva.
En paralelo fomentar la cultura del ahorro. Una sociedad más consciente en ahorrar y austera en el consumo, no es dejar de consumir, sino hacerlo racionalmente. Los que hoy tienen empleo es necesario que conozcan su futuro en la jubilación y ahorren para complementar los ingresos provenientes de las pensiones del Estado para garantizarse un futuro más digno.
Esta cultura del ahorro, pasa por informar a la sociedad y ésta es una labor con la que el sector asegurador debe estar muy comprometido desde todos sus ámbitos y disciplinas, por ello la Mediación tiene su cuota de responsabilidad hacia sus clientes más cercanos y no dejar estas responsabilidades en manos de otros actores del mercado.