
Estimado Carlos: Tal y como te prometí, voy a seguir dando ideas a nuestros comunes amigos, para que enriquezcan sus colecciones fotográficas.
Bien es verdad que los sicólogos dicen que la actividad de coleccionar es, en cierta medida, un retorno a la infancia.
Bueno, pero tampoco es tan grave, yo tengo de la infancia un agradable recuerdo.
Y me consta que a muchos sicólogos les encanta coleccionar ( por lo menos billetes de 500 euros).
Así, que reanudando el asunto de los motivos fotográficos estimulantes, hoy te propongo uno que por ser tan clásico no precisa presentación. Se trata de las puestas de sol. (B1) .

La puesta de sol es ese momento soñador en que algunos dejan vagar la imaginación, pensando que el sol siempre se marcha a ese lugar lejano donde a todos nos gustaría ir, donde reinan la paz y la felicidad, lejos de las miserias de lo cotidiano. Cuando, al igual que a los antiguos, nos asalta la duda de si volveremos a verlo brillar otra vez.
Y en contra de lo que alguno pueda pensar, -debido a sus horarios de trabajo-, el sol se pone todos los días, aunque no estemos “allí” para verlo. En invierno a las 6 y en verano a las 10.
Ya sé que he dicho una perogrullada, tranquilo, lo que quiero poner de manifiesto es que las puestas de sol, ese derroche de rojos, rosas y amarillos, no se sacan únicamente en vacaciones. Ahora en estos días de viento sur, que despeja el cielo y lo limpia de contaminación, pueden salir preciosas. (B2)