Escribe: Carlos Biurrun
La crisis iniciada a finales de 2007 con las famosas suprimes americanas tuvo su reflejo en España en el “ladrillo” y su desmesurado crecimiento que parecía que no tenía límite. Pero sí tenía y no sólo eso, los precios de las viviendas comenzaron a desmoronarse y los promotores inmobiliarios con importante financiación de cajas y bancos se fueron a pique.
Todo el sistema financiero perdió una de las más importantes características para que funcione bien, la confianza. Formando parte del sistema financiero, por supuesto, las Cajas de Ahorro se han visto profundamente afectadas, unas más que otras. Incluso algunas ha peligrado su continuidad o han tenido que ser intervenidas por el Banco de España. A la crisis del “ladrillo” se ha unido, en determinados casos, una nefasta gestión y una utilización política de los órganos de gestión en beneficio de intereses obscuros y por supuesto alejados del objeto social fundacional.